●
Colombia se suma a la tendencia global: gasto
más racional, priorización del costo–beneficio y un repunte moderado del
comercio impulsado por mayor confianza y herramientas tecnológicas de compra.
●
En Colombia, las ventas minoristas crecieron
10,5 % en diciembre de 2024 tras meses de caída, y para 2025 Fenalco proyecta
un repunte moderado impulsado por mayor confianza del consumidor y mejores
condiciones de financiación.
El comportamiento del
consumidor en Colombia está experimentando una transformación global sin
precedentes. La inflación acumulada, la incertidumbre económica, la madurez del
comercio electrónico y el acceso a información en tiempo real están cambiando
profundamente la manera en que las personas compran, cuánto gastan y qué
priorizan durante la temporada alta del consumo. El informe del experto Claudio
Aros, docente de OBS Business School, titulado “La Navidad Recalibrada:
Entre el deseo y el límite”, identifica un patrón compartido: un comprador
más racional, más comparativo y más estratégico.
En Colombia, el
estudio de OBS informa que las cifras muestran una Navidad cauta pero con
señales de reactivación. Aunque los consumidores prolongan sus decisiones de
compra y hacen un uso creciente de comparadores y aplicaciones de descuento, el
comportamiento no es de contracción total. Según el Observatorio de Desarrollo
Económico de Bogotá, las ventas reales del comercio minorista crecieron 10,5%
en diciembre de 2024 tras varios meses de caídas. Para 2025, Fenalco proyecta
un optimismo moderado, impulsado por una mejora en la confianza del consumidor
y mejores condiciones de financiación.
El informe de OBS
además menciona que en Latinoamérica la campaña navideña de 2024 estuvo marcada
por celebraciones desiguales, atravesadas por la desinflación en algunos países
y la presión cambiaria en otros. México y Chile mostraron mayor previsibilidad
del gasto gracias a una estabilidad relativa, en México, la ANTAD reportó un
aumento del 6% en las ventas navideñas, mientras que en Chile la CNC registró
un crecimiento del 2,5%, impulsado por el canal online. Brasil, aunque con
mayor volatilidad, destacó con un alza del 5,6% en ventas, el mayor crecimiento
desde 2013, según la CNC. En contraste, Argentina y otras economías con alta
inflación evidenciaron un ajuste del consumo: la CAME informó una caída del
−2,8% en el volumen de ventas navideñas, con consumidores concentrados en
productos esenciales, tickets más bajos y una fuerte búsqueda de ofertas. En
conjunto, el patrón regional refleja prudencia, con incrementos moderados
incluso en los mercados más dinámicos y una contención clara del gasto en los países
más inestables.
En este contexto, las
familias priorizan productos con buena relación costo–beneficio y concentran su
gasto en categorías como alimentación, vestuario moderado, regalos útiles y
experiencias familiares de bajo costo. El comportamiento se fragmenta fuertemente
por generación, los boomers mantienen la tradición y priorizan calidad; la
Generación X ajusta de manera estratégica, los millennials reducen gasto pero
preservan experiencias significativas, y la Generación Z, la más golpeada
económicamente, muestra una fuerte caída del gasto y niveles elevados de
frustración digital, con un 83% reportando fricción al comprar online. La
Navidad colombiana de 2025 se define por un patrón híbrido, menos emocional,
más informada y cada vez más influenciada por TikTok e Instagram como canales
de descubrimiento y compra.
En España, la
temporada llega marcada por un consumo más moderado. Con un 56% de españoles
reduciendo su presupuesto navideño, la búsqueda de compras digitales se
fortalece y el 44% realizará la mayoría de sus compras online. La tendencia
dominante es la eficiencia, claridad en precios, procesos fluidos y preferencia
por productos con buena relación calidad–durabilidad. España confirma una
tendencia europea generalizada, el comprador ya no se mueve por impulsos
festivos, sino por información, racionalidad y valor real.
En Estados Unidos,
aunque sigue siendo la economía con mayor gasto navideño, los patrones están
cambiando. El incremento del costo de vida y el endeudamiento ha llevado a que
el 60% de los consumidores planifique sus compras con semanas de anticipación. El
uso de listas, presupuestos y aplicaciones de cupones creció un 35%,
consolidando un comportamiento más calculado. Aun así, tecnología, moda y
juguetes siguen liderando, aunque con compras más selectivas y menos impulsivas
que años anteriores.
El informe de OBS
identifica una convergencia mundial, el consumidor de 2025 compra menos por
impulso y más por intención. Factores como la inflación acumulada, la presión
sobre el poder adquisitivo, la masificación de comparadores digitales, las
mayores exigencias de transparencia y la fatiga emocional tras años de
inestabilidad han modificado profundamente la psicología de compra. La Navidad
deja de ser el territorio del gasto desbordado para convertirse en un espacio
donde las familias optimizan, planifican y ajustan.
Según el autor del
estudio, Claudio Aros, la clave de esta transformación es el surgimiento de un
consumidor que exige respeto por su inteligencia y por su contexto económico.
“La tendencia no es gastar menos, sino gastar con intención”, afirma. “El consumidor
quiere claridad, personalización humana, experiencias con sentido y marcas que
lo traten como alguien que decide, no como alguien que solo consume”. En 2025,
la temporada confirma una realidad global, el consumidor no está comprando más…
está comprando mejor.








0 Comentarios:
Publicar un comentario